La Ceiba
La Ceiba se fundó de
las manos del pueblo garífuna y los indios Pech, bajo la sombra de un
gigantesco árbol de ceiba, Ceiba pentandra, el mítico árbol de los mayas.
Aunque el árbol ya desapareció del paisaje urbano, dejó sus raíces asentadas en
el carácter exuberante de los ceibeños.
La Ceiba se comenzó a
formar en los primeros años del siglo XIX. En sus orígenes, era un asentamiento
de garífunas e indios Pech que llegaron atraídos por la riqueza de sus tierras.
Pero el verdadero impulso lo recibió con la llegada de las compañías bananeras
en los últimos años de ese siglo y las primeras décadas del siglo XX. Con ellas
llegaron los barcos, la línea férrea y el comercio constante con Nueva Orleans
y Europa. Pronto la arquitectura se fue modificando, modernizando, y la
gastronomía nativa se fusionó con aromas y sabores extranjeros. La ciudad sigue
siendo sede de las oficinas de la Standard Fruit Company de Honduras,
productora de una gran variedad de frutas de exportación, entre las que
destacan el banano, la piña y la toronja.
Hoy, La Ceiba es la
tercera ciudad en importancia de Honduras y, sin lugar a dudas, la capital
turística. Sus numerosos atractivos naturales se suman a la cercanía y
facilidades de transporte con otros destinos preferidos por los visitantes:
Cayos Cochinos, Utila, Roatán, Guanaja, Cuero y Salado y La Mosquitia. Todos
ellos accesibles por avión, barco o coche.
La Ceiba brinda lo que
ninguna otra ciudad de Honduras puede ofrecer: un exuberante y realmente virgen
bosque tropical lluvioso que se mezcla con fríos bosques nublados en el Parque
Nacional Pico Bonito. Tiene también el río Cangrejal, tan impetuoso como el
rafting que se practica en él y río Zacate, que deslumbra con su color verde
esmeralda.
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